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Editorial - Bodega Alberto Ledo Enoturismo en el Bierzo
06 de enero 2013 Manuel Medina




































Enero de 2013 - Manuel Medina | Villafranca del Bierzo (León)

Hay ocasiones en que los términos no abarcan lo definido -al menos del todo- y es éste uno de esos casos. Solemos entender el Enoturismo como un conjunto de actividades turísticas y de ocio relacionadas con el vino: visitas a bodegas y viñedos, catas, etc. Si nos acercamos a la Bodega Alberto Ledo, situada en la berciana localidad de Villafranca del Bierzo, disfrutaremos de algo más que de una experiencia de acercamiento a la enología. De ello hablaremos en el presente artículo.

Los premios, galardones y menciones suelen ser objeto de cierre en una reseña a una bodega. No vamos a dejar para el final el mencionar que la Bodega Alberto Ledo ha alcanzado en la Guía Peñin de 2012, con su gran vino “LEDO.8”, la cuota de 92 puntos, a la par que son 90 puntos lo que reconocen la magnificencia del “LEDO CLUB BARRICAS-RESERVA”. El “LEDO SELECCION” con 89 puntos ratifica que toda la gama producida rebosa calidad y prestigio. No acaba aquí el capítulo de reconocimientos, pero valga como referente. En la guía del 2011 no faltaron honores. Reconocidos críticos, como es el caso de Juan Fernández Cuesta, avalan y ensalzan la labor de la bodega y sus caldos. En el 2010 la prensa especializada británica ya reconocía la labor de la bodega con la concesión de tres estrellas por parte de “Decanter”.

Alberto Ledo Linares-Rivas, propietario de la bodega, no sólo mima la elaboración de sus productos, que van más allá de sus vinos pues recupera la tradición de la manufactura artesanal de  productos de la alimentación tradicional berciana -cuya familia desde comienzos del siglo XIX convirtió en industria sin perder la condición de elaboración artesanal-, sino que ha sido socio fundador de la “Ruta del Vino-Enoturismo en el Bierzo”.

Desde el año 2010 impulsa múltiples actividades a las que se han ido sumando las más prestigiosas bodegas de la región. Divulgar y promover en esta privilegiada zona del Bierzo la cultura del vino, para de ese modo atraer visitantes a tierras bercianas a los que se les realiza visitas guiadas por varias bodegas así como por algunos de los museos que poco a poco van poniendo en valor su patrimonio histórico enológico, ha sido un firme y constante empeño de este joven empresario heredero de una larga tradición de emprendedores. Las catas y la posibilidad de adquirir el producto en origen, sumado a lo anterior, es motivo más que sobrado para encaminar nuestros pasos a esta tierra que parece haber sido diseñada por la madre naturaleza para que las vides encuentren en su terroir las condiciones más sublimes que imaginarse pudieran.

En lo que hemos conocido a Alberto, nos hemos percatado de que su espíritu emprendedor parte de una gran humildad, lo que le engrandece, y aunque no nos lo mencionó, sí creemos meritorio y ejemplar destacar que tememos conocimiento -y justo es divulgarlo como medio de promocionar estas acciones-, que Bodega Alberto Ledo realiza una gran labor de apoyo a asociaciones que  promueven -como es el caso de Asprona Bierzo- la integración social de los discapacitados.

De vinos hemos de hablar, lo haremos, pero el visitante quedará tan sorprendido por el emplazamiento de ésta singular bodega que no podemos resistirnos a empezar por narrar la historia de ésta familia que es base e inspiración para su actual representante, Alberto Ledo.

Accedemos -y a los amantes de la arqueología industrial les ha de emocionar la experiencia- a lo que fue la  Fábrica de Almíbares y Conservas LEDO, fundada en 1818 y tremendamente conocida en la época, tanto por sus productos como por ser fuente generadora de empleo en la zona -y por tanto de riqueza- así como pionera en la incipiente industrialización decimonónica del bierzo.

La rehabilitación ha sido larga, laboriosa y costosa, pero el resultado es más que satisfactorio, justo es ser calificado de impresionante. Aloja en parte a la bodega de elaboración, crianza y embotellado de vinos, y el resto de amplísimos espacios, a al enoturismo. Difícil lo tendrá el enólogo para captar nuestra atención en una cata guiada si en primer lugar -imaginamos que así sucederá- no permite al sorprendido visitante perderse y sorprenderse entre la infinidad de elementos mecánicos y enseres que en algunos casos con casi 200 años de antigüedad inundan la inmensa sala.

Una simple fotografía no puede transmitir el espíritu que este lugar encierra. Nos tomamos pues la licencia de dejar a un lado la narrativa informativa y que la imaginación y la fantasía se ocupen de guiarnos: Convencido estamos que en el silencio de un atardecer berciano, a poco que afinemos el oído, podríamos llegar a oír el siseo de las correas de cuero transmitiendo movimiento a centenares de engranajes que convertían cada pieza de frío hierro en algo vivo, el sonido de la fruta triturándose o el borboteo de la cocción en las ollas de vapor, y... porque no, el murmullo al oído de galantes palabras que algún  operario de la caldera de la interminable chimenea dedica a alguna bella berciana, que se sonroja, mientras pela membrillos en una ingeniosa máquina situada en un rincón de la sala, en la que Alberto suele detenerse con orgullo, cuando muestra estos tesoros de un pasado industrial al que esta familia dedicó varias generaciones. 

Nuestra historia  -nos informará Alberto-, que se remonta al siglo XIX, se basaba en la elaboración de productos de excelente calidad, premiados con la medalla de oro en la Exposición Universal de París de 1900. Entonces se elaboraban toda clase de frutas en almíbar, dulce de membrillo, mermeladas, turrones, chocolates, perdices, codornices, conejos y truchas escabechadas, pimientos, fritada de tomate, higos pikled…  Hoy en día seguimos con la tradición familiar en cuanto a la forma de trabajar y hacer las cosas en la bodega, mimando la viña, que es nuestra base fundamental y trabajando con  maestros toneleros para obtener vinos con complejidad y carácter, manteniendo la fruta, todo ello bien integrado en el vino, buscando siempre el punto de equilibrio. Vinos de gran guarda, auténticos y originales. Caldos finos, elegantes y equilibrados en aromas, presencia y sabor.”

Transcribimos a continuación la información que la propia bodega nos facilita en relación a sus viñedos: “En la cosecha del 2006 se realizaron ensayos en distintos viñedos de Villafranca, Arganza, Valtuille, Corullón y Otero, que se vinificaron por separado y se encontraron diferencias importantes. En la cosecha del 2007 con la bodega ya terminada y amparada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen BIERZO se elaboró la primera añada con el sello de este órgano de control. Desde la cosecha del 2007 toda nuestra producción es obtenida de nuestra finca El Cotelo con una extensión de unas 3 hectáreas, situada a unos 400 metros de la bodega. Realizamos los trabajos de la viña por zonas bien diferenciadas dadas las diferentes características del suelo de una a otra zona.

En lo que a la bodega se refiere “Nuestro gran esfuerzo y trabajo en la viña durante todo el año se ve recompensado tras la vendimia, y es ahí donde empieza el trabajo en la bodega. En nuestra bodega no hay mayor misterio que un par de bombas, unos depósitos y una prensa horizontal de usillo. Con esto ya trabajaban nuestros antepasados hace más de 200 años.
Trabajamos con maestros toneleros, pequeñas empresas familiares como nosotros que saben cómo trabajar bien la madera. En función de la uva se determina qué tipo de vino hacer con ella, y después de las fermentaciones y tras cata se vuelve a determinar a qué tipo de envejecimiento se va a someter: crianza corta, media o larga. Cada dos semanas se someten todas las barricas a una cata para valorar la evolución del vino en su crianza, para determinar el tiempo de envejecimiento óptimo.”
Pasemos a reseñar algunas de las excelencias y características de los caldos de Bodegas y Viñedos Ledo. El denominado como “LEDO.8”, con reconocida -al igual que el resto- D.O. Bierzo, es un caldo tinto de crianza Mencía 100 %, procedente de los propios viñedos de Ledo que se macera un máximo de siete días y que fermenta de entre seis a diez días, controlando su temperatura mediante circuito de agua en depósitos de acero inoxidable, fibra y madera. La crianza es llevada a cabo en un 60% de roble francés y un de 40% roble americano, entre 8 a 12 meses y finalmente una guarda en botella mínima 12 meses. Su graduación alcohólica es de 13,50 % vol. alcanzando una producción en torno a las 7.800 botellas.

LEDO SELECCION” comparte las características de “LEDO.8” pero con una maceración de siete a nueve días y un tiempo de fermentación que puede alcanzar los 13 días. La crianza es en 80% de roble francés y 20% de roble americano durante un periodo que abarca de doce a quince meses y la permanencia en botella es de al menos 12 meses, su producción es mas reducida, algo más de 5.000 botellas numeradas.

LEDO CLUB DE BARRICAS 1818- Reserva 2007” es un vino en edición limitada, un vino de reserva con 27 meses de envejecimiento y que se ofrece en una muy cuidada presentación en cajas de madera. Poco más de mil botellas que encierran todo un alarde de elaboración.

Mucho más es lo que Alberto Ledo nos narró tanto de sus vinos como de su sin par bodega, pero hay estar allí para captar toda la esencia que encierran los muros de piedra de las Bodegas Alberto Ledo. Animamos, pues a nuestros lectores a que la conozcan o cuando menos, a que disfruten del placer de degustar sus caldos.


        Bodega Alberto Ledo
           C/Estación, nº 6
           Villafranca del Bierzo
           Tel.: 636 023 676
           www.albertoledo.com




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