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Egipto en Madrid: El templo de Debod
Lunes, 04 de febrero 2013



























El templo Debod, cuya antigüedad es cercana a los 2.200 años, es una pequeña maravilla que podemos encontrar en Madrid. Se encuentra junto a la Plaza de España, al lado del paseo de Pintor Rosales.

Se trata de un regalo que Egipto hizo a España en el año 1968 para compensar la ayuda que ésta le prestó tras el llamamiento internacional realizado por la UNESCO para salvar los templos de Nubia, principalmente el de Abu Simbel, en peligro de desaparición debido a la construcción de la presa Aswan, que iba a dejar bajo las aguas varios templos milenarios de la zona.


Egipto donó cuatro de los templos salvados a distintas naciones colaboradoras: Dendur a los Estados Unidos (se encuentra actualmente en el Metropolitan Museum de Nueva York), Ellesiya a Italia, Taffa a Holanda y Debod a España. El templo, cuando fue trasladado a España, se situó de manera que conservase aproximadamente la misma orientación que en su lugar de origen, de este a oeste. La visita al mismo es altamente recomendable, porque además hay montajes audiovisuales y una maqueta del antiguo templo y de la zona arqueológica de Nubia que también merecen la pena ver para terminar de comprender estos edificios.


Esta construcción fue llevada a cabo en el año 200 a.C, en honor al Dios Amon de Debod. No se sabe quién fue la persona que lo mandó construir, aunque hay ciertas teorías que apuntan al rey Ptolomeo, que fue la divinidad principal del templo durante la época ptolemaica.


Cuando los romanos llegaron a Egipto, este templo fue sufriendo algunas modificaciones en su estructura, y se le fueron añadiendo, además, nuevos relieves y nuevas decoraciones en los muros. Durante la época del Emperador Diocleciano, sus muros sufrieron diversos daños, hasta que el el siglo VI fue cerrado por el Emperador Justiniano, en virtud de un decreto que prohibía todos los cultos paganos en el Imperio Bizantino. Esta clausura supuso una nueva etapa de declive que consiguió deteriorar aún más los impresionantes muros del templo.


Viejas fotografías y dibujos muestran una serie de tres puertas en la parte frontal del templo, pero actualmente sólo pueden contemplarse dos. A través de ellos se accedía procesionalmente al edificio. Han desaparecido los muros pilonos que cerraban lateralmente estas puertas. Sobre los dinteles podemos ver la típica gola o cornisa egipcia con el disco solar de Amón representado en ella.


La fachada es de época ptolemaica, con cuatro columnas de capitel de papiro campaniforme y con intercolumnios cerrados con muros hasta media altura, este rasgos es típico de los templos del periodo de decadencia.


La sala hipóstila sirve como vestíbulo y además une la parte principal del edificio a dependencias paralelas. Incluso de él arranca una escalera que lleva a un piso superior, donde se encontraba una capilla osiriaca y la terraza (hoy cubierta para hacer un pequeño museo). La decoración del vestíbulo data de los tiempos de los emperadores romanos Augusto y Tiberio. La policromía de los relieves se ha perdido porque estuvo mucho tiempo sumergido bajo las aguas de la primera presa que se construyó en Aswam.


El santuario interior también está repleto de relieves con ofrendas del faraón Adikhalamani a los dioses del Alto y Bajo Egipto. Además del pasillo central, posee cámaras donde podían guardarse los objetos de culto y, por supuesto, el santuario-altar con un gran monolito de granito donde se abre una hornacina donde se ubicaría la estatua de la divinidad. Ésta sala es la zona más oscura y sagrada.




Egipto en Madrid: El templo de Debod