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Universo del Crucero (XVIII) - El mercado español, características diferenciales
13 de mayo 2013 I Manuel Medina


























    A poco que se realicen algunos cruceros, quedará patente con un poco de observación, que el perfil del crucerista español es algo peculiar. Tanto es así que las compañías españolas compiten con cierta comodidad frente a otras de mayor nivel por el simple hecho de haberse adaptado a estas peculiaridades. Al menos eso creemos.

    Permítase sobre este aspecto que hagamos un poco de autocrítica con nuestros compatriotas, para intentar demostrar que nuestras navieras han hecho del defecto virtud. Todo lo que sigue es completamente rebatible y totalmente subjetivo, por ello permítase además que sea tratado con cierto sentido del humor.

    Un matrimonio canadiense jubilado (él con experiencia previa en cruceros por el norte de EE.UU.), aprovechando una estancia estival en nuestro país, decide contratar un crucero por el mediterráneo con una compañía española. Lo que sigue podría ser el texto (traducido) de una carta postal con destino a Toronto:

“Queridos hijos:

     En nuestro cuarto día de crucero no podemos estar más felices, aunque al principio nos ha costado un poco adaptarnos. Aquí nadie habla inglés, ni francés. A diferencia de otros cruceros que utilizan varios idiomas, aquí todo está sólo en español. Al poco de llegar al camarote, dijeron no sabemos qué cosa por megafonía. Yo supuse que se trataba simplemente de anunciar que el barco zarpaba, pues unos pitidos sonaron a continuación. Tu madre –ya sabes cómo es ella- no estaba dispuesta a quedarse sin enterarse y salió al pasillo a preguntar a algún miembro de la tripulación… ¡Entró pálida! Algo ha sucedido -me dijo-, corre, corre… Yo salí fuera a medio afeitar y… pasajeros con el chaleco salvavidas ¡era sólo el simulacro! La verdad que fue la única vez que tuvimos dificultad con el tema del idioma, pues al poco conocimos a un matrimonio que no hablaban inglés, pero sí su hijo de diez años que nos iba traduciendo… a su manera.

   Nos encantó el detalle de que toda la comida era española. No importaba si navegábamos por Italia, Francia o Túnez. Tu madre afirmaba que era un detalle hacia los que veníamos de otros países (había algunos alemanes y holandeses). De ser así es de agradecer pues la mayoría de españoles supongo que hubiesen preferido probar distintos platos que repetir los que ya están habituados.

   Que distinto es el ambiente con respecto al crucero que hice con la empresa cuando joven. Tu madre me decía ayer: ahora comprendo que no me llevases. ¡Vaya juerga te pegarías! .Y es que, hijo mío, esto no se parece a aquel viaje que hice de paz y sosiego (por suerte). Al pianista, al principio, casi nadie lo oía, pero ayer la cosa cambió. El pianista trajo una guitarra y una amable señora –viuda- con una gran flor en el pelo me enseñó “sevillanas”, un baile étnico. A tu madre no le hizo mucha gracia. Lo que sí que le está gustando es una bebida que todo el mundo lleva en la mano todo el día –mojito se llama- (al principio pensé que era una infusión pues le ponen plantas en su interior). No te lo vas a creer, ¡es gratis!, aquí todas las bebidas son gratis, por lo que tras el café del desayuno: ¡mojito! Bueno, sirven más tipos de bebidas pero ya que hemos aprendido a decir ¡mojito! no creemos oportuno molestar más al hijo del matrimonio amigo.

   Bueno, me despido que hemos de ir a comer al buffet junto a Carlitos –el niño del que te vengo hablando-, la verdad es que lleva con nosotros todo el día pues sus padres esta mañana a las nueve consiguieron meterse en el jacuzzi de cubierta y desde entonces no lo han abandonado. Aquí eso está muy cotizado. ¡Yo les llevo los mojitos! Tu madre no se despega de clase de salsa cubana, la primera fila es como el jacuzzi, las señoras se apuran por conseguir un puesto frente al mulato, que dice tu madre que es muy simpático y que además da masajes en el spa, pero que tiene las horas ya ocupadas.
Hasta el regreso, un fuerte beso”.

Pedimos perdón, nuevamente, por el tratamiento desenfadado y exagerado utilizado. Volvamos al tono solemne para realizar una aclaración, por si lo anterior se presta a confusión: nos encantan estas peculiaridades y están totalmente justificadas pues más del 45% de los cruceristas españoles las eligen y casi el 95% del pasaje de las mismas es español.




© Manuel Medina
Escritor y Viajero


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