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Islandia, un paraíso gastronómico
Sábado, 15 de junio 2013
























Viajar a Islandia es sinónimo de embarcarse de inmediato en una aventura de relajación y de estímulo para las papilas gustativas. La isla nórdica es más conocida por el contraste de sus paisajes de hielo y fuego, sus auroras boreales y su gran belleza natural. Sin embargo, la gastronomía, centrada en la industria pesquera y la cárnica, es una parte esencial de la experiencia islandesa.

Islandia ofrece una gran variedad de pescados y mariscos procedentes del mar que rodea su enclave geográfico, que protagonizan la mayor parte de los menús islandeses. Entre los pescados más empleados se encuentran el salmón, el bacalao y la trucha, que forman platos típicos como el pescado seco con mantequilla, "haröfiskur", la sopa de pescado, "fiskisúpa", o de cigalas, y las albóndigas de pescado, "fiskibollur". Los más atrevidos, gastronómicamente hablando, no pueden irse de Islandia sin probar uno de sus auténticos manjares: la carne fermentada de tiburón.

Si es un entusiasta de las carnes, el cordero es el producto estrella. Algunos de sus platos más tradicionales son el "hangikjöt", basado en carne de cordero ahumado con patatas y salsa de leche y guisantes, el "svið", una cabeza entera de oveja hervida en sal y acompañada con patatas, el "blóðmör", una especie de pudin hecho de sangre de cordero, avena y harina, o el "kjötsúpa", cocido de cordero. Hoy en día, el cordero islandés es considerado uno de los mejores del mundo por el rico sabor que le aportan los pastizales de montaña, de hierba, musgo y bayas.

Entre los postres, destacan la bebida cremosa, parecida al yogur, "skyr", el "pönnukökur", un delicioso plato elaborado con crepes, nata y bayas, y el "slöngukaka", un pastel de crema de chocolate. Los más valientes no pueden perderse una de las bebidas más características de Islandia, el aguardiente "brennivín", alias la Muerte Negra.

A lo largo de toda la geografía islandesa podemos encontrar sofisticados restaurantes, en los que se sirve desde los platos caseros más tradicionales hasta platos de alta cocina. Sin embargo, hay algunos placeres gastronómicos imprescindibles que no se encuentran en esos locales, como por ejemplo, un perrito caliente en el quiosco de "Baejarins beztu pylsur", en Reikiavik.

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