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Honduras, el paraíso de la biodiversidad
Lunes, 05 de mayo 2014 I Armin Menéndez-Arango
































¿Cuánto tiempo cree que necesitaría para detectar más de 400 especies diferentes de aves que vuelan libremente en un ambiente completamente natural? ... Meses, semanas ? ¿Qué le parecen  20 minutos?

Por increíble que parezca esta es la menor cantidad de aves que se puede observar desde The Lodge at Pico Bonito, Honduras, puesto que en el espacio de unos pocos quilómetros se detecta más de la mitad de las aves que se podrían detectar en todo el territorio de los Estados Unidos  y eso teniendo en cuenta que sólo estamos hablando de la zona periférica de uno de los parques nacionales en Honduras.


Para muchas personas, hablar de la biodiversidad es un asunto de  listas y  números, por la cantidad de especies de mamíferos, aves, plantas, etc, es probablemente un buen mecanismo para evaluar  la biodiversidad de un área o una nación, sin embargo, este método tiene una seria limitación, y es que  no requiere del contacto humano con estas especies para documentarlas y agregarlas a las listas, lo cual supone un problema importante en Honduras en vista de que el país incluye áreas donde nadie ha pasado desde hace miles de años. Se trata de vastas extensiones de bosques virgenes cuyo acceso es imposible, como es el caso de la Biosfera del Río Plátano, declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, un lugar donde nunca se podrán elaborar números y listas, ya que comprende reservas de vida que la ciencia aún no ha descubierto.

Tener contacto con la naturaleza es una experiencia inmediata en Honduras, y no es de extrañar teniendo en cuenta que casi el 25% de su superfície está destinada a áreas protegidas, además de que el resto del país es también un hábitat para miles de especies que viven cercanas a la gente; para hacerse una idea, estos 27.862 quilómetros cuadrados de áreas protegidas son el equivalente a todo el área del estado de Massachusetts en los EE.UU., y es mayor que la República de El Salvador, o más del doble de todas las áreas protegidas de Costa Rica.

El nadar en los mares de Honduras es como ser el protagonista de uno de esos hermosos programas emitidos por National Geographic, a sólo un par de metros de la costa, mientras cientos de peces de colores te dan la bienvenida a su mundo, y un chaleco salvavidas y un par de aletas se convierten en tu pasaporte al paraíso de la barrera coralina más grande en las Américas, donde Honduras tiene el privilegio de tener los dos lugares con la mayor cobertura de corales vivos donde conviven miles  de seres agrupados en una sinfonía de vida,  color y belleza, a sólo unos metros de la orilla. Una espléndida recompensa junto con un bronceado perfecto el poder nadar en las aguas cálidas y cristalinas del Caribe hondureño.

Verdes montañas, colinas empañadas de nubes, senderos y caminos de tierra en armonía con el medio ambiente, venados, monos, perezosos y guacamayos  junto con más de 7.600 especies de flora y fauna a su alrededor, acuarios y viveros ilimitados naturales, en los que basta con levantar la mirada para encontrar deleite y saber que todavía existen paraísos en la tierra.

Y si deseas dar un paso más y ayudar a restaurar lo que se ha dañado, hay todo tipo de iniciativas donde involucrarse para ayudar a mejorar el planeta como proyectos para la protección de las tortugas, los guacamayos rojos, las iguanas y los delfines  y todo tipo de proyectos que no sólo te permiten aprender más acerca de las especies, sino que también te proporcionarán la satisfacción de formar parte de un ejército de personas que se preocupan por la naturaleza.



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