Visitando el Costa Fortuna, una belleza atemporal
Manuel Medina. Málaga. Mayo de 2014.
Han pasado ya diez años desde la primera vez que tuvimos la oportunidad de navegar por el Mediterráneo en el impresionante Costa Fortuna. Hace unos días estuvimos presentes en la vista a la que fueron invitados un nutrido grupo de agentes de viajes andaluces a este buque. La belleza de este barco es tan atemporal que nos pareció tan flamante como cuando, recién salido del astillero, nos cautivó y enamoró… para siempre.
102.600 toneladas de belleza y elegancia que pudieron conocer los profesionales del sector minorista de la venta de cruceros, facilitando de éste modo su comercialización, a la par que sintiéndose pasajeros por unas horas. Atracado en la imponente Estación Marítima de Levante del puerto de Málaga, el Costa Fortuna recortaba su silueta sobre el telón de fondo de la bella ciudad portuaria en lo que Fanny Narbona, del departamento de ventas de Costa Cruceros en Andalucía, recibía a los agentes de viajes procedentes de varios puntos de la geografía andaluza que acudían a esta cita.
En varias ocasiones lo hemos dicho, lo volvemos a repetir: subir a un barco de Costa puede que sea -sin riesgo a exagerar- algo parecido a estar en un lugar más propio al mundo de los sueños que al de la cotidiana realidad. Es la sensación que tuve hace diez años cuando subí por primera vez a un buque de Costa, justamente el Costa Fortuna, y es la misma que sigo teniendo cada vez que embarco en alguno de los que componen esta gran flota.
Costa Cruceros, integrada en Carnival Cruises, la mayor compañía de cruceros del mundo, posee un recorrido de más de sesenta años en el sector y ello se traduce en una palabra: experiencia. Además desde hace tiempo Costa se ha enfocado cada vez más al mercado español, siendo la primera que se posicionó en nuestro país, lo que no significa que esté centrada en el cliente nacional, lo que si hace Iberocruceros, perteneciente al grupo Costa, pues su vocación fue y sigue siendo de carácter internacional.
La enorme variedad de barcos de Costa, sumado a las muchas rutas que llevan a cabo, permite vivir experiencias muy distintas sin cambiar de compañía. Cada barco posee un carácter propio y cada viaje va a constituir una experiencia distinta y única. En el caso del Costa Fortuna, todo gira en torno a la mítica de la historia de los transatlánticos italianos. Espectacular en cada uno de sus detalles, el Costa Fortuna es como decimos, heredero de los lujosos transatlánticos italianos del pasado. Un buque de gran confort y elegancia que sorprende, encanta y divierte. Su hall es sugerente y original y se enriquece con 26 modelos en maqueta de los barcos más bellos de Costa que de forma muy curiosa, aparecen sobre el techo de la imponente sala central en forma invertida.
Para el confort en el alojamiento de sus pasajeros, dispone de un total de 1.358 camarotes de los cuales 464 poseen balcón privado y 58 son suites, todas ellas también con balcón privado. La gastronomía corre a cargo de 4 restaurantes y 11 bares, entre ellos un Cognac & Cigar Bar. Pero el bienestar y el deporte también poseen unas cuidadas y muy amplias instalaciones. A ello son destinados 1.300 m2 en dos plantas, con gimnasio, salas de tratamientos, sauna y baño turco. Para los amantes del medio acuático, 5 jacuzzis y 4 piscinas -una de ellas con cubierta retráctil- además de un divertido tobogán y para los que prefieren el deporte al aire libre una pista polideportiva y un circuito de jogging.
La diversión se centra en su teatro de tres pisos, el Casino y la Discoteca. Un punto de Internet y una biblioteca proporcionan momentos para la lectura o consultar nuestros correos electrónicos a la par que su Centro Comercial hará las delicias de los amantes de las compras. Los adolescentes y niños disfrutarán en el Mundo Virtual y el Squok Club que posee su propia piscina infantil. No podía faltar -al igual que sucede en todos los buques de Costa Cruceros- un espacio para el Arte. Realmente el arte impregna cada estancia por lo que nos toparemos con cuadros de importantes artistas en muchos rincones.
Al finalizar la visita, Fanny Narbona, con la simpatía y saber hacer que le caracteriza, agradeció a todos los asistentes su presencia. Nosotros por nuestra parte queremos agradecer a Fanny y en su nombre a todo el equipo comercial de Costa Cruceros su abnegada labor. También lo hemos dicho en otras ocasiones, deseamos repetirnos: Los nombres de Fanny y tantos otros no son pronunciados por el Director de Crucero en la gala del Capitán para subir al escenario y recibir la cálida ovación de los pasajeros. Sus naves suelen ser la soledad de sus vehículos y su ruta muchos kilómetros de carretera por recorrer para estar junto a todos y cada uno de los agentes de viajes, sin los cuales, no sería posible toda esta magia del mundo de ensoñación del crucero. Desde aquí, y en nombre de los que solemos estar a bordo, orquestamos ese merecido aplauso a todos ellos.
©Manuel Medina
Escritor y Viajero