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La Costa del Sol recupera la tradición de las tabernas malagueñas
Manuel Medina. Enero de 2015.

































Han pasado cuatro años. En Málaga, capital del la Costa del Sol, se iniciaba un movimiento gastronómico de la mano de algunos empresarios del sector, tendente a la puesta en valor de una tradición casi perdida: la de las tabernas malagueñas.

"Recuperando la tradición de las tabernas: vuelta a los orígenes en la restauración popular", así rezaba el título de un artículo que por aquellos entonces elaborábamos. A día de hoy, y con una ciudad en la que han prodigado estos establecimientos, el titular que encabeza lo que ha de seguir era algo con lo que muchos soñábamos y que ya es una realidad: "Recuperada la tradición de las tabernas". Pero volvamos a aquel texto:

"Saborear el vino de la tierra acompañado de platos autóctonos era la esencia y el atractivo de las tabernas del pasado siglo. La mayoría de esos establecimientos ya no existen, pero un renacer de locales que reviven el espíritu del XIX y parte del XX se abren paso de forma decidida.

Ha dejado -afortunadamente-  de ser cierta la frase que decía que Málaga era la ciudad de las cien tabernas y una sola librería. Pero no sólo por el hecho de que en los últimos años ha aumentado el número de comercios donde se venden libros, sino porque disminuyeron, hasta casi desaparecer, los tradicionales locales en los que degustar el vino en sus diversas variantes de la zona.

Estas tascas fueron punto de encuentro de malagueños y forasteros. La mayoría, a partir de los años setenta, se vio obligada a echar el cierre para siempre al no poder competir con otro tipo de negocios y sufrir una pérdida progresiva de clientes. El vino de la tierra suponía el reclamo principal de las tabernas. Muchas eran propiedad de bodegas que servían sus caldos en esos locales siendo el tipismo y el costumbrismo las notas predominantes de los establecimientos vinateros".

En el año 2011 visitamos uno de los nuevos locales que tomaron el testigo de los ya desaparecidos. La Taberna de Álvaro, situada en calle Santa Lucía, en pleno centro histórico de Málaga. Su fundador, un veterano de la hostelería de la Costa del Sol, Álvaro Fernández Chamizo, que junto a su hijo, apostaba y sigue apostando claramente por rescatar del olvido estos emblemáticos lugares de encuentro.

Este incombustible empresario se empeñó en recuperar la comida tradicional a precios muy populares en su taberna. Pionero fue en estos menesteres y por suerte su hijo, Álvaro Fernández, ha decidido seguir sus pasos con la apertura de una nueva taberna a escasos pasos de la de su progenitor, también llamada "La Taberna de Álvaro" y situada en calle Ángel a su encuentro con la muy conocida calle Granada, en pleno centro histórico de Málaga. En ella, abundantes parrilladas de carne de varios tipos son degustadas tras una antesala de quesos o ibéricos. Los platos tradicionales como los boquerones en vinagre, las albóndigas, los flamenquines, las gambas al pil-pil, las croquetas, las paellas o el pescado en adobo se dan cita con formatos más desenfadados como las brochetas o las hamburguesas de buey.

En la Taberna de Álvaro se dan cita tanto turistas foráneos como malagueños en torno a la tradición y a las tapas y vinos de Málaga. Todo ello a precios populares y en un lugar pintoresco y familiar. Larga vida a las tabernas malagueñas.  



© Manuel Medina
Escritor y Viajero



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